Estos ocho principios básicos, los cuales guían al terapeuta a la hora de realizar juego no - directivo con sus pacientes, suelen ser muy sencillos, pero son bastante útiles si se ejecutan con sinceridad, consistencia e inteligencia. Estos principios son los siguientes:
- El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño, mediante la cual se establece un armonía lo antes posible.
- El terapeuta acepta al niño tal y como es.
- El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación, de tal forma que el niño se siente libre para expresar sus sentimientos por completo.
- El terapeuta está alerta a reconocer los sentimientos que el niño está expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra profundizar más en su comportamiento.
- El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para solucionar sus problemas, si a éste se le ha brindado la oportunidad para hacerlo. Es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.
- El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en forma alguna. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.
- El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. Este es un proceso gradual, y como tal, reconocido por el terapeuta.
- El terapeuta establece sólo aquellas limitaciones que son necesarias para conversar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño de su responsabilidad en la relación.
Referencia:
Axline, V. M. (1988) Terapia de Juego. (10ma. ed.) Mexico. Editorial Diana, S.A. : 81-82.
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